Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, secretaria de la Función Pública, considera que la extinción de fideicomisos -que pondrá fin a la opacidad, discrecionalidad y corrupción en el manejo de dinero público- viene a ser como la eliminación de la partida secreta que se concretó con la pérdida de hegemonía del entonces partido de Estado en el Congreso, a partir de 1997.
“…Un momento de la transición política muy importante para nuestro país fue 1997, cuando el partido hegemónico de Estado en ese momento perdió el control de la Cámara de Diputados. Y surgen precisamente estas instituciones como la Auditoría Superior de la Federación.
“Y sobre todo los diputados en ese momento (1998) recuerdo determinaron… eliminaron la partida secreta. Desde este Poder Legislativo democratizado. Eso está pasando exactamente hoy, tomadas distancias históricas”, expresa la servidora pública en entrevista con Notimex.
La doctora en Ciencia Política, con licenciaturas en Economía y Sociología, sostiene que el decreto publicado por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 2 de abril se refiere al Artículo 17 de la Ley Federal de Austeridad Republicana.
El numeral de la norma se refiere a los fondos, fideicomisos y contratos análogos, figuras jurídicas que emergen del derecho mercantil, del derecho privado, como una importación al manejo de los recursos y asuntos públicos.
En este sentido, apunta la secretaria, mientras en el derecho público y administrativo se permite solo lo que marca la ley, con más controles, en el derecho privado se permite todo, excepto algunas cuestiones que están prohibidas legalmente.
“Entonces esta mezcla tóxica de una figura importada del derecho privado al manejo de los asuntos públicos es lo que más generó el caos, la opacidad. Y para decirlo de forma franca, la corrupción que privó con la utilización de los fideicomisos en términos del dinero público”, apunta Sandoval.
El Artículo 17 de la Ley General de Austeridad Republicana, añade, es muy claro al exigir que ya no haya fideicomisos para el manejo de salud, educación, seguridad social, ni de seguridad pública, es decir hay zonas de veda para el manejo de los recursos públicos a través de esta figura del fideicomiso.
Acumulan una brutalidad: 800 mmdp
La secretaria de la Función Pública revela que los fideicomisos que tendrán que quedar extintos a más tardar el próximo 15 de abril son alrededor de 400 figuras, 340 fideicomisos sin estructura y una veintena estructurados.
“Y acumulan recursos públicos cuantiosísimos, casi 800 mil millones de pesos. Que son una brutalidad de recursos acumulados en estas figuras, que repito están importadas del derecho privado para el manejo de los recursos públicos”.
La también maestra en Estudios Latinoamericanos argumenta que el problema de fondo en los fideicomisos es que en el derecho privado hay secretos legales como el bancario, el fiduciario y secretos corporativos y los fiscales que inciden en la opacidad.
“En fin, una serie de figuras de secrecía y opacidad que no tienen por qué regir el manejo de los recursos públicos. Los fideicomisos se fueron generando a la luz de, más bien, a la opacidad, del manejo de los recursos durante los pasados gobiernos”.
Sandoval Ballesteros agrega que en este contexto los subejercicios -o la falta de eficiencia para la aplicación del gasto-, se salvaban en bolsas chicas a través de la generación de estos fideicomisos que se fueron generando en todas las dependencias.
“Por ello es que hoy el presidente de la República ha determinado que se avance con esta ley y con la extinción de la figura, no de los recursos; los recursos están ahí, nada más que vuelven a su origen. ¿Cuál es su origen? El presupuesto, el ejercicio de los asuntos públicos”, subraya.
La secretaria admite que en el decreto presidencial se pueden analizar algunas excepciones, en particular aquellos cuya extinción puedan generar mayor deuda pública y asegura que poner fin a la existencia de las figuras en cuestión no representa ningún problema legal.
“Porque se puede hacer esta transferencia directa a la Tesorería de la Federación de forma sencilla. Simplemente, las excepciones aplicarán una vez que tengamos el análisis para ver cuáles serán viables y cuáles no”.
La servidora pública, autora de más de 10 textos relacionados con el neoliberalismo, corrupción, transparencia, rendición de cuentas y fideicomisos, indica que de origen, el fideicomiso es una falacia jurídica.
Esto porque se daba la impresión de que se autonomizaba un recurso presupuestal que emergía de la sociedad a través del manejo de recursos públicos y de la responsabilidad hacendaria al darle autonomía jurídica, “encapsulándolo en un fideicomiso que se le encomendaba por cierto a una institución financiera, fiduciaria, una institución de manejo de fianzas”.
Así, al salirse de control se tenía la impresión de que esos recursos ya no le correspondían a la sociedad, sin embargo era dinero público. “Entonces estos casi tres puntos porcentuales del PIB que están en los fideicomisos públicos sin estructura son los que están volviendo a donde corresponde”.
No desamparan ni la ciencia, el arte ni educación
Irma Eréndira Sandoval Ballesteros aseguró que con la extinción de los fideicomisos de las diversas dependencias públicas no se dejará en el desamparo ni a la ciencia, ni al arte, ni a la educación, ni el desarrollo cívico, social.
“Nuestro cine mexicano, los artistas, los estudiantes y científicos pueden estar tranquilos. Todos deben de estar tranquilos de que esto regresó a la sociedad del control. Y habrá más claridad, más transparencia y más recursos porque estaban ahí encapsulados, durmiendo muchas veces el sueño de los ustos en términos de su ejecución concreta”