En cuestión de elecciones, los mexicanos somos un país que conoce bastante sobre el tema. Desafortunadamente, nos ha tocado participar en una democracia, donde las reglas del juego dicen una cosa y desafortunadamente, la realidad nos muestra otra muy diferente. En México, de manera cíclica, se legisla sobre el tema electoral y se crean instituciones de vanguardia, con el fin de que la población del país quede satisfecha y segura de que al sufragar, ejerce un acto cívico, mediante el cual, su voto se toma en cuenta para determinar a quienes nos van a representar en la toma de decisiones que interesan a nuestra comunidad y al país.
Se presentan en estas competencias todos los Partidos Políticos que cuentan con el registro necesario para participar y se otorgan facultades a institutos y tribunales, para que realicen un arbitraje limpio y apegado a derecho. Todo queda listo para la fiesta electoral siguiente y se aplaude ampliamente el escenario preparado para tal fin.
Pero los mexicanos, que conocemos la manera en que se ha desarrollado el proceso de renovación del aparato electoral; sabemos de antemano que, por mucho maquillaje utilizado, la gata sigue siendo la misma. Es mentira que las cosas hayan cambiado en la forma en que pretenden vendernos la nueva mentira. Para comenzar, los titulares de las instituciones electorales, son nombrados directa o indirectamente, por los partidos políticos que han gobernado en los últimos sexenios al país; esto es, por el PRI y el PAN. Por lo mismo, estos actores, aparentemente independientes, responden a los intereses de ambos partidos y jamás actuarán con imparcialidad y limpieza.
Y teniendo al árbitro de su parte, los candidatos del PRIAN y las estructuras de ambos partidos, pueden jugar repartiendo patadas, aplicando certeras zancadillas, jalando de la camiseta y recurriendo a todas las estrategias que contempla el juego sucio, sin el temor de ser sancionados por esta causa.
¿Quién no recuerda en la pasada elección, las marrullerías de que se valió el partido Verde, para impulsar su campaña y la del PRI, al que sirve fielmente? ¿Quién no ha visto como se compra el voto utilizando programas sociales, tarjetas de débito, despensas o dinero en efectivo? ¿Cuántas veces no hemos visto las campañas de desprestigio que paga el PRIAN a televisoras y medios periodísticos incondicionales, con el fin de desprestigiar a base de mentiras, a los candidatos opositores? ¿Y no hemos visto también las entrevistas a modo para que luzcan los candidatos del oficialismo gobernante?
Y sobre todo esto, el árbitro electoral no dice nada; permanece callado o justifica con una interpretación torcida de la Ley, las acciones delictivas de los candidatos Prianistas.
Nuestro aparato electoral es de los más caros en mundo y en realidad sirve para muy poco.
Por eso, en las presentes elecciones locales en el Estado de México, Nayarit y Sinaloa, es digno de aplauso lo que hacen permanentemente los candidatos postulados por el naciente partido político Morena. Pidiendo en todo momento que los topes de gasto de campaña disminuyan, para no hacer elecciones tan costosas; recurriendo al trabajo diario y al contacto directo con la población, para hacer campaña. No haciendo uso de recursos públicos para adquirir ilegalmente el voto; no insultar o menosprecian a los demás candidatos como personas. Esto hace la diferencia en una elección y el votante lo toma en cuanta, al momento de estar en la casilla y expresar su preferencia política.
Pero no todos los partidos piensan de esta manera; para algunos, ganar resulta indispensable y los métodos empleados son lo de menos.
En el Estado de México, se dio el caso de un helicóptero que arrojó volantes en una feria, intentando atemorizar a la población, con mensajes mentirosamente elaborados por grupos del crimen organizado. La intensión, es que haya pocos votantes el día de la elección y el fraude oficial sea más fácil. En las redes sociales, el PRIAN impulsó una etiqueta (en Twitter), sobre el arresto de dos personas con maletas llenas de dinero y que, a decir de ellos, pertenecían al equipo de la maestra Delfina, candidata de Morena; así, sin ninguna prueba, sin argumentos, con todo lo sucio que implica el uso de una calumnia.
Esta es la guerra sucia, que tanto gusta al PRIAN y que permiten y avalan el INE y el TRIFE.
Contra toda esta estructura viciada, está compitiendo Morena en estas elecciones; y lo curioso del caso es que, a pesar de tanta suciedad usada en su contra, es el partido que va a la cabeza en las preferencias de voto. Aquí sí que, lo bueno cuenta y por mucha basura que arroje el PRIAN a la maestra Delfina, no puede ensuciar una trayectoria digna y limpia, igual a la de Andrés Manuel López Obrador. La gente ya no se deja engañar.