Es indispensable leer el ensayo del Presidente Constitucional “La nueva política económica en tiempos del coronavirus”. Como Pueblo de México tenemos la enorme ventaja de tener a un Presidente que escribe y pone al alcance de todas las personas sus reflexiones teóricas. Además de tener la información pronta y detallada de lo que todos los días se hace en el Gobierno tanto por las mañanas como por las tardes garantizando así el sexto constitucional.
En dicho ensayo se plantea de manera puntual la política económica puesta en marcha por el Gobierno de la Cuarta Transformación y vale la pena detenerse en un aspecto importante: se deshecha la obsesión de la medición del mero crecimiento; se hace fundamental lo cualitativo y no lo cuantitativo. Lo anterior tiene sentido porque está demostrado que con el modelo neoliberal la riqueza quedaba sólo en pocas manos de modo que la simple cuenta del total de la producción no dice suficiente sobre el desarrollo. Al respecto analicemos los siguientes datos que nos expone el Presidente en dicho ensayo.
Primeramente nos señala en el apartado de Bienestar qué es el neoliberalismo: es un sistema que ha permitido el engrandecimiento de la riqueza de pocos a costa del sufrimiento de muchos. Existe una pequeña minoría que no deja de acumular riqueza y en contraste cada vez hay más personas en pobreza.
“En 1991, la revista Forbes, que publica la lista de los hombres más ricos del mundo, hablaba de que 274 potentados poseían, cada uno, más de mil millones de dólares, pero este año la misma publicación registra que hay mil 210 personas que tienen más de mil millones de dólares. Y lo obsceno es que hace 20 años, los 274 magnates acumulaban en conjunto 483 mil millones de dólares y ahora los mil 210 poseen 4 billones 284 mil millones de dólares. Es decir, en dos décadas, la fortuna de esta élite mundial se elevó más de 10 veces”. Estos datos son comparados de 1991 a 2011.”
¿Qué pasa en México?
“En el caso de nuestro país, la prueba más fehaciente del fracaso de la política neoliberal se advierte con claridad en lo sucedido durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). En ese tiempo fue cuando más se acumuló riqueza en pocas manos y la economía creció a una tasa promedio anual de 4 por ciento, como en ningún gobierno de 1983 a la fecha. Recuerdo que, en julio de 1988, éramos el lugar 26 entre los países del mundo con más multimillonarios; en 1994 México escaló el cuarto sitio, solo por debajo de Estados Unidos, Japón y Alemania. Sin embargo, y esa es la gran paradoja, ese fue el sexenio en el que más se incrementó la desigualdad en la historia moderna de México”.
Es insostenible seguir creyendo que la economía del país se estabiliza porque crece la riqueza de Carlos Slim o de algún otro empresario multimillonario. Y que quede bien claro que no es un asunto contra empresarios. No. El empresariado nacional y extranjero siguen haciendo negocios también con el Gobierno de la Cuarta Transformación. De lo que se trata en el fondo es de reconocer que por décadas fueron olvidadas millones de familias y que es función del Estado garantizar el desarrollo y bienestar del pueblo.
La Cuarta Transformación deja atrás al sistema neoliberal. Falló, caducó, no nos sirve. Por eso se plantea una nueva política económica en donde decimos sí al progreso pero con justicia; sí al crecimiento pero con democracia y bienestar. En la Cuarta Transformación se entiende al Estado como garante de derechos y no como herramienta de unos cuantos.
Esta convicción también conlleva el cumplimiento de la ley. Por fin vemos de manera abierta y pública que grandes empresas están pagando impuestos. Le debían a Hacienda y hoy están pagando miles de millones de pesos. ¡Abajo los privilegios! Sin duda el peor cáncer que ha tenido nuestro país es la corrupción. La estamos desterrando.
Somos un gran pueblo que apoya y ayuda así como en las familias hay que identificar a quién atendemos prioritariamente sin desatender todo lo demás. Por eso es tan sencillo comprender lo siguiente: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Es una cuestión de justicia. Pero esta urgencia es sólo una parte: el Gobierno de México es para todas y todos los mexicanos. Se garantiza el derecho a disentir y por fin el pueblo de México tendrá rendición de cuentas directa en forma de revocación de mandato. “Nada por la fuerza, todo por la razón”.