Crónica de un atraco frustrado. El aeropuerto de Texcoco

$59,381,977,539.00 pesos.

¿Pueden leer esa cifra?

59 mil 381 millones de pesos es el costo únicamente del paquete inicial de “deuda” del NAIM.

Son $3,000 millones de dólares que fueron “contratados en el gobierno” para subsidiar a cinco grupos empresariales que hacían la obra en Texcoco.

Los costos de la obra se elevaron un 69% en cuatro años.

Eso hubiera significado que, por ley, la SCHP debía solicitar una actualización de la “Evaluación Costo Beneficio”, pero se exentó al GACM de ese requisito.

La ley establece que si la Evaluación Costo Beneficio de una obra pública revela una “Tasa de Retorno Interna Social” (TIRS) inferior al 10%, “la obra es inviable” y debe ser cancelada.

En el caso del NAIM, la TIRS era menor al 10%, cuando los sobrecostos “excedieron el 35%” del presupuesto total.

“El NAIM era una bomba de tiempo financiera” que al final nos iba a costar muchísimo a todos.

Tenía errores muy serios de planeación y “ni la SHCP ni el GACM se ponían de acuerdo en los costos”.

Hacienda calculaba el costo en $168,000 millones de pesos.

GACM (Grupo Aeroportuario de la Ciudad de Mx) en $285,000 millones de pesos y eso con un avance de únicamente entre el “20% y el 30%” de la construcción, y sin contar las obras complementarias, que “corrían a cuenta del contribuyente”. Es decir, tuyo y mío. Las ganancias eran para ellos.

Por su parte, la Academia de Ingeniería de México (AIM) estimaba los costos en $ 439,330 millones de pesos.

GACM nunca tuvo suficiente dinero para completar la primera fase del proyecto. (¿Será?)

Tenían $197,000 millones de pesos y necesitaban los $285,000 millones citados.

Para reunir el dinero proponían vender todos los activos y terrenos del actual AICM (que ellos mismos comprarían, chulada), los terrenos de “Aerotrópolis” (que ellos mismos comprarían, otra chulada), emitir una “nueva FIBRA E” (un instrumento de deuda para infraestructura, no revisable) y crear un nuevo impuesto aeroportuario: la TUA de Interconexión, con lo que ustedes pagarían un adicional sobre cada viaje con escalas.

A esos costos habría que agregar que las calificadoras modificaron el nivel de riesgo cuando el GACM tuvo que “cambiar, sobre la marcha, el método constructivo” de la terminal, porque “el sistema holandés de pilotes y plataformas no funcionaba para el suelo de Texcoco” y había que sustituir todo los suelos lodosos con material pétreo (lo que significó la explosión de las minas a cielo abierto en la región).

¿Por qué aumentaban los costos de manera exponencial?

No sólo por la complejidad de la obra, sino por la opacidad.

“La deuda pública” (es decir, lo que se debe es tuyo y mío) y era transferida a dos fideicomisos que legalmente no podían ser auditados por la ASF y eso permitía “sobreprecios” en las contrataciones y las compras.

Esa era la certidumbre que ofrecía el “nuevo” NAIM.

Los que se preocupan por el aumento del dólar, pueden estar seguros que continuar la obra hubiera sido peor. Era un barril sin fondo que transfería las ganancias a los privados y las pérdidas a la ciudadanía.

Fuente: informe en extenso de *Poder*, la ONG que ha hecho el mejor estudio financiero del caso.

Se puede encontrar en www.torredecontrol.org