El pasado domingo 27 fuimos testigos de la manifestación más grande de la historia moderna de nuestro país. Se trató de un acto político masivo que seguramente jamás volveremos a ver en nuestras vidas. Más de un millón de personas provenientes de toda la República -y del exterior- se movilizaron al llamado del presidente Andrés Manuel López Obrador por los cuatro años de gobierno de un proyecto de nación alternativo al impulsado en las últimas décadas.
La oposición alega acarreo de personas. Durante horas, ríos de gente fluyeron por la avenida Reforma, desde el Ángel hasta el Zócalo de la Ciudad de México. Suponiendo sin conceder que eso no demuestra ya claridad y convicción para estar ahí, sí deja constancia de que ésta fue la fuerza social y política expresada en las calles más impresionante de los últimos tiempos.
La oposición -y algunos miopes voluntarios- argumenta que ésta imponente expresión popular fue convocada desde el poder para “competir” con la movilización orquestada por las élites en riesgo bajo la mentira de que la propuesta de reforma electoral del Ejecutivo busca ‘acabar’ con el INE. Sin embargo, estamos frente a algo más profundo que estas y tantas otras narativas sin sentido.
El acto del domingo pasado revela, pues, una nueva etapa en el liderazgo de AMLO: una en la que cosecha las semillas sembradas durante las últimas décadas; es decir, la conciencia social en su mejor momento. Como líder de oposición, Lopez Obrador se caracterizó por su firmeza en la lucha por la justicia y la democracia, utilizando la palabra y su enorme capacidad para convencer.
AMLO convence por su honestidad y cercanía. No es sólo un buen orador, también la mayoría de mexicanos y mexicanas confían en él porque no les ha fallado y, a pesar de los años -y de su investidura como presidente-, no ha dejado de ser un político auténtico, con una trayectoria e influencia social inigualables.
Valdría recordar que en 1991, cuando sufrió el primer fraude electoral como candidato a la gubernatura de Tabasco, realizó el Éxodo por la Democracia: caminó desde su estado natal hasta la Ciudad de México. En 1995, encabezaría de nuevo grandes manifestaciones por la misma causa y por la incoformidad de diversos sectores en aquella entidad.
En 2005, cuando AMLO era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, fue desaforado con la demostrada intención de evitar su participación en la elección presidencial de 2006. La manifestación de miles de personas en defensa de su gobierno provocó que Vicente Fox echara atrás dicha decisión. Hasta este domingo, la concentración más grande registrada era la llamada marcha del silencio, uno de los varios actos de resistencia civil pacífica de aquel proceso.
En 2006, frente a las inconsistencias electorales, las calles de la Ciudad de México fueron inundadas por personas que exigían un recuento de votos. Ese año, en toda la avenida Reforma y en el Zócalo se instaló un plantón para esperar el fallo final del Tribunal Electoral. En 2009 miles de personas nos movilizamos en defensa de la soberanía nacional y en 2013, nuevamente, contra la privatización del petróleo.
Durante todo este tiempo, el objetivo principal de AMLO ha sido la revolución y movilización de conciencias, la construcción de una nueva manera de hacer política y de gobernar, la transformación del país pensando en quienes más lo necesitan, luchando contra la desigualdad, la corrupción y por una auténtica democracia en México.
Hoy son varias las generaciones permeadas por estas causas y convicciones. Concientes, enmpoderadas y con la determinación cívica para seguir transformando este país. Con la claridad, incluso, de que no será un partido el que salve, sino el pueblo organizado el que conduzca los procesos venideros.
Cuando AMLO encabezó el primer éxodo, yo iba naciendo; quienes nacieron cuando fue Jefe de Gobierno, ahora tienen 20 años; quienes hoy tienen 16 años nacieron en ese 2006 de fraudes y plantones. No es casual que AMLO dirija cada día más su mensaje a las juventudes. Como él dice: ¡hay relevo! Contar con una nueva generación de ciudadanos haciendo política diferente es garantía de que su ejemplo y convocatoria será de largo aliento.
Mucho antes del triunfo electoral de 2018, AMLO encabezó cientos -quizás miles- de mítines en las plazas públicas del país y es el mexicano que más conoce cada rincón de nuestra Patria. Lo extraño y risible es que los representantes de la política rancia no se han dado cuenta de lo que ha pasado fuera de su burbuja durante tanto tiempo.
Ellos no lo entienden, por enfocarse en defender sus privilegios. Ensimismados, no escuchan otras voces e intentan negar la existencia de millones de mexicanos que construyen el cambio. Desde su burbuja, se burlan de ellos y les nombran con desprecio.
Citlalli Hernández Mora.
Secretaria General de morena
https://www.excelsior.com.mx/opinion/citlalli-hernandez/desde-su-burbuja-no-se-ve/1555942