DESDE LA IZQUIERDA

Desde la izquierda, desde el lado del corazón, desde la que es difamada porque no acepta rendición ni sumisión. Desde la izquierda como Hutzilopochtli dispuesto a guiar a su pueblo a mejores destinos. Así, desde la izquierda surge un esfuerzo ciudadano para continuar la lucha que surge en las comunidades, los barrios y los pueblos de este país. El Colectivo Desde la Izquierda reúne a personas de las más diversas caracteristicas, tantas que no es posible definir al colectivo desde las particularidades. Sin embargo, hay algo en común es todas las personas que conforman el Colectivo y permite darle una personalidad inconfundible: el deseo de luchar por una Nación digna donde las injusticias sean las menos y no haya una sola persona que padezca por carencias de ningún tipo. Es cierto, existe también la convicción de que el cambio que requiere el país sólo será verdadero si surge de una verdadera Revolución de las Conciencias; esta convicción encuentra afinidad con el movimiento social más importante en la historia reciente del país, un movimiento que no excluye a nadie y que entiende que debe usar todas las herramientas a su alcance para lograr su objetivo. Desde la Izquierda entiende la necesidad de utilizar las herramientas de comunicación del siglo XXI y por ello su esfuerzo como colectividad está centrado en las redes sociales, la comunicación a través de la radio por internet y la publicación de un “blog”; en lo individual, cada uno de sus elementos seguirá luchando en su casa, en escuelas, talleres, oficinas, en donde esté por un mundo mejor. Y, que no quepa duda, marchando y ocupando plazas cuando lalas circunstancias así lo ameriten.

ARROJADOS AL MAR

Arrojados al Mar

“Los cadaveres aparecían en las calles, enterrados en cementerios sin ningún tipo de identificación, quemados en fosas colectivas o arrojados al mar.” Así empezaba en 2006 la narración del historiador Julian Casanova sobre la dictadura militar en Argentina a 30 años del golpe, otros 11 años han pasado desde ese recuento y podrán pasar otras tantas décadas sin que el horror descrito tenga alguna justificación.

El 24 de marzo de 1976 la Presidente Constitucional de la Republica de Argentina, María Estela Martínez de Perón, es destituida por un golpe militar encabezado por los militares Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti dando inicio una de las más trágicas paginas de la historia del país.

El Proceso de Reorganización Nacional, nombre que asumiría la dictadura, fue un perido que se caracterizó por el terrorismo de Estado, la constante violación constante de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recien nacidos y otros crimenes de lesa humanidad.

La violencia politica, que se venía incrementando significativamente desde fines del los años 60, fue la principal justificación utilizada por los golpistas para derrocar al gobierno constitucional , aunque la mayoría de los analistas coinciden en que dicha justificación encubría la voluntad de imponer en el país un régimen neoliberal.

A esa dictadura, como a muchas otras, sangrientas todas, no le faltaron apoyos. Algunos de ellos previstos, como el del poder económico y financiero o el de la jerarquía de la Iglesia católica, que, salvo excepciones, tal y como ha demostrado Emilio Mignone, bendijo la represión, la santificó, “cruzada por la fe”, y obtuvo a cambio importantes beneficios corporativos. Pero ese episodio de “barbarización política y degradación del Estado”, en palabras de Hugo Vezzetti, no hubiera sido posible sin la adhesión y conformidad de amplios sectores de la población. “Por algo será”, decían muchos para justificar que se llevaran a tanta gente.

La Dictadura Argentina dejo tras de sí más de 30 mil desapariciones y es una de las etapas más vergonzosas de Latinoamerica, el ejército es la institución que carga con la mayor responsabilidad, pero ello no libera a la sociedad, que en un principio dio su aval al Proceso de Reorganización Nacional.

En México, sin ser una dictadura militar, entre 2007 y 2012, según el instituto de geografía, 123 mil 163 personas fueron asesinadas; los últimos dos sexenios de gobierno de dudosa legitimidad, violando la constitución, sacaron el ejército a las calles para intentar legitimarse con el falso pretexto de la guerra contra el narco y ocultar así su debilidad politica, su miedo y atemorizar a la sociedad para inhibir cualquier movilización en du contra. Las personas asesinadas, desdeñosamente fueron señaladas como “daños colaterales”

El gobierno hizo esto sin legitimidad, y ahora, que una sociedad más informada y politizada exige el regreso del ejercito a los cuarteles, busca legalizar lo que ya venía haciendo mediante la aprobación en el Congreso de la ley de seguridad interior. Lo que de facto nos llevaría a la implantación de una dictadura.
Vamos a permitir la Ley de Seguridad Interior para legitimar las atrocidades del Estado?

Estamos a un paso del fascismo; es la última oportunidad de cambiar el rumbo.

Arrojados al mar

“Los cadaveres aparecían en las calles, enterrados en cementerios sin ningún tipo de identificación, quemados en fosas colectivas o arrojados al mar.” Así empezaba en 2006 la narración del historiador Julian Casanova sobre la dictadura militar en Argentina a 30 años del golpe, otros 11 años han pasado desde ese recuento y podrán pasar otras tantas décadas sin que el horror descrito tenga alguna justificación.

El 24 de marzo de 1976 la Presidente Constitucional de la Republica de Argentina, María Estela Martínez de Perón, es destituida por un golpe militar encabezado por los militares Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti dando inicio una de las más trágicas paginas de la historia del país.

El Proceso de Reorganización Nacional, nombre que asumiría la dictadura, fue un perido que se caracterizó por el terrorismo de Estado, la constante violación constante de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recien nacidos y otros crimenes de lesa humanidad.

La violencia politica, que se venía incrementando significativamente desde fines del los años 60, fue la principal justificación utilizada por los golpistas para derrocar al gobierno constitucional , aunque la mayoría de los analistas coinciden en que dicha justificación encubría la voluntad de imponer en el país un régimen neoliberal.

A esa dictadura, como a muchas otras, sangrientas todas, no le faltaron apoyos. Algunos de ellos previstos, como el del poder económico y financiero o el de la jerarquía de la Iglesia católica, que, salvo excepciones, tal y como ha demostrado Emilio Mignone, bendijo la represión, la santificó, “cruzada por la fe”, y obtuvo a cambio importantes beneficios corporativos. Pero ese episodio de “barbarización política y degradación del Estado”, en palabras de Hugo Vezzetti, no hubiera sido posible sin la adhesión y conformidad de amplios sectores de la población. “Por algo será”, decían muchos para justificar que se llevaran a tanta gente.

La Dictadura Argentina dejo tras de sí más de 30 mil desapariciones y es una de las etapas más vergonzosas de Latinoamerica, el ejército es la institución que carga con la mayor responsabilidad, pero ello no libera a la sociedad, que en un principio dio su aval al Proceso de Reorganización Nacional.

En México, sin ser una dictadura militar, entre 2007 y 2012, según el instituto de geografía, 123 mil 163 personas fueron asesinadas; los últimos dos sexenios de gobierno de dudosa legitimidad, violando la constitución, sacaron el ejército a las calles para intentar legitimarse con el falso pretexto de la guerra contra el narco y ocultar así su debilidad politica, su miedo y atemorizar a la sociedad para inhibir cualquier movilización en du contra. Las personas asesinadas, desdeñosamente fueron señaladas como “daños colaterales”

Ell gobierno hizo esto sin legitimidad, y ahora, que una sociedad más informada y politizada exige el regreso del ejercito a los cuarteles, busca legalizar lo que ya venía haciendo mediante la aprobación en el Congreso de la ley de seguridad interior. Lo que de facto nos llevaría a la implantación de una dictadura.
Vamos a permitir la Ley de Seguridad Interior para legitimar las atrocidades del Estado?

Estamos a un paso del fascismo; es la última oportunidad de cambiar el rumbo.